« Smart City » also implies that the city becomes « smart ». But what kind of city ? A city detached from the human and one’s urbanism, where its IQ (Intellectual quotient) is proportional to the silicon which is deployed ? A techno-centric, algorithmic city, which does’nt respect its complexity, its inherent diversity, its districts, its social, economical, cultural and ecological disparities ? We propose to work on it with a « living city » approach, with the approach of a territory for life, for cross-fertilization and cultural intermingling, a territory for hope and sharing.
A major challenge is to re-invent the city as a place of sharing. It is crucial. It is a matter of making the existing social links more fluid, of developping others of different kinds, but also of transforming, in a consistent way, the relationships between the citizens, the town and its environment. Multi-faceted, diverse, and complex, the city is above all a place of life which needs a permanent metamorphosis to create an essential quality of life and attractiveness. Make it more breathable, recover and re-use public spaces, remove and open them up to playful expressions, divert the use of the streets, squares and walls, encourage new social practices, develop collaborative gardens, « discovery » pedestrian alleys…etc
At that age of the multitude, in these ubiquitous times, the history of the city, its governance, its role with regard to the Sates, must fit together. But we have to take into account the vulnerability of the city, the transformations of the urban fabric and of the social and territorial environment. In the living city, the focus is on its identity, its social, economic, cultural and ecological proper features, and on the growing demanding requirements of the citizens towards their governing structures : transport, security, social housing, environmental issues, property, networks, infrastructures, public spaces, local economy, culture, leisure time, taxation.
The decisions which are taken each day in the cities are about our future and that of the next generations, tomorrow and the day after, when in 2050, 70% of the population will live in urban areas.
The Smart and Human City, the Living City shall be the one that will have a clear understanding of the paramount importance of its vulnerability, and will implement in the social urban and technological convergence, an ability to build, every day, its identity, its memory so as its resilience.
Con ocasión del Foro Smart City del Gran París, organizado por el diario La Tribuna y el Foro Internacional “Live in a Living City”el 26, 27 y 28 de noviembre en el ayuntamiento de París, expertos, políticos y empresarios tomaron la palabra en un número especial consagrado a la ciudad inteligente. Carlos Moreno, profesor y especialista de la ciudad inteligente, Présidente del Comité Cientifico, nos transmite su mensaje : la smart city no es una ciudad desencarnada y tecno-centrica, sino un lugar de esperanza y de compartir.
La masificación del digital en el siglo XXI el siglo subraya su poderío por la capacidad a penetrar nuestras vidas bajo múltiples formas. Ciencia y herramienta, el digital es sin embargo un medio y no un fin en sí. En la smart city, la ciudad se hace “inteligente”. ¿Pero qué ciudad? ¿Una ciudad sin humanidad, fría, con un urbanismo reducido a sus infraestructuras en la que su QI es proporcional a la cantidad de silicio desplegado? ¿Una ciudad tecnocentrica, algoritmica, que desconoce su complejidad, su diversidad intrínseca, sus barrios, sus fracturas sociales, económicas, culturales y ecológicas?
Cuando nos proponemos abordarla como “ciudad viva”, hacemos entonces referencia a otra visión, de un territorio de vida, de mezcla, de esperanza.
Fluidificar las relaciones sociales
El desafío mayor es el de reinventar la ciudad como un lugar de compartir. Es crucial, porque se trata de fluidificar las relaciones sociales existentes, de desarrollar otras de un nuevo tipo, pero también de transformar de modo coherente las relaciones entre los ciudadanos, la ciudad y su medio ambiente.
Polimorfa, diversificada, compleja, la ciudad es ante todo un lugar de vida que necesita una metamorfosis permanente para crear una calidad de vida y un poder de atracción de nuevo tipo: hacerla respirable, recuperar y reutilizar el espacio público, liberarla, abrirla a la expresión lúdica, “hacker” el uso de sus calles, plazas, paredes, animar nuevas prácticas sociales, desarrollar jardines colaborativos, zonas transeúntes de descubrimiento, etc.
Vulnerabilidad de la ciudad
A la edad de la multitud, en estos tiempos ubiquitarios, se imbrican la historia de la ciudad, su gobernanza y su papel frente a los Estados. Pero hay que tener en cuenta vulnerabilidad de la ciudad, sus mutaciones tanto en la estructura urbana como socio-territorial. En la ciudad viva, nos interesamos por su identidad, sus rasgos socio- económicos, culturales, ecológicos propios, y las exigencias cada vez más fuertes de los ciudadanos frente a su gobernanza: movilidad, seguridad, vivienda social, energías, organización territorial, redes, infraestructuras, espacios públicos, economía de proximidad, cultura, ocio, fiscalidad.
Las decisiones tomadas cada día en las ciudades conciernen nuestro futuro y el de las generaciones futuras, mañana y pasado, cuando, en 2050, el 70 % de la población mundial será urbanizada. La ciudad inteligente humana, la ciudad viva, será la que sabrá comprender la importancia clave de su vulnerabilidad y pondrá en ejecución la convergencia social, urbana y tecnológica para construir, cada día, su identidad, su memoria, su resiliencia.
La massification du numérique au XXIe siècle souligne sa puissance par sa capacité à pénétrer nos vies sous ses multiples formes. Science et outil, le numérique est néanmoins un moyen et non une fin en soi. Pour la smart city, la ville devient « intelligente ». Mais quelle ville ? Une ville désinvestie de l’humain et de son urbanisme où son QI est proportionnel au silicium déployé ? Une ville technocentrique, algorithmique, qui méconnaît sa complexité, sa diversité intrinsèque, ses quartiers, ses fractures sociales, économiques, culturelles, écologiques ? Nous proposons de l’aborder en tant que « ville vivante », territoire de vie, de brassage, d’espoir.
Fluidifier les relations sociales
Un enjeu majeur est de réinventer la ville comme lieu de partage. C’est crucial, car il s’agit de fluidifier les relations sociales existantes, d’en développer d’autres d’un nouveau type, mais aussi de transformer de façon cohérente les relations entre les citoyens, la ville et son environnement.
Polymorphe, diversifiée, complexe, la ville est avant tout un lieu de vie qui a besoin d’une métamorphose permanente pour créer une qualité de vie et une attractivité essentielles : la rendre respirable, récupérer et réutiliser l’espace public, la décloisonner, l’ouvrir à l’expression ludique, détourner l’usage de ses rues, places, murs, encourager de nouvelles pratiques sociales, développer les jardins collaboratifs, les zones piétonnes de découverte, etc.
Vulnérabilité de la ville
À l’âge de la multitude, en ces temps ubiquitaires, s’imbriquent l’histoire de la ville, sa gouvernance et son rôle face aux États. Mais il faut tenir compte de la vulnérabilité de la ville, des mutations du tissu urbain et de l’environnement socioterritorial. Dans la ville vivante, nous nous intéressons à son identité, ses traits socioéconomiques, culturels, écologiques propres, et les exigences de plus en plus fortes des citoyens vis-à-vis de leur gouvernance : mobilité, sécurité, logement social, enjeux énergétiques, foncier, réseaux, infrastructures, espaces publics, économie de proximité, culture, loisirs, fiscalité.
Les décisions prises chaque jour dans les villes concernent notre avenir et celui des générations futures, demain et après demain, quand, en 2050, 70 % de la population mondiale sera urbanisée. La ville intelligente humaine, la ville vivante, sera celle qui saura comprendre l’importance clé de sa vulnérabilité et mettra en oeuvre la convergence sociale, urbaine et technologique pour construire, chaque jour, son identité, sa mémoire, sa résilience.